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El Barrio del Carmen y del Pilar
Al comenzar el siglo XVIII, la Orden del Carmen después de varios
intentos logró por fin quedarse en Guadalajara, se instalaron en
un enorme terreno, que abarcaba desde el actual jardín del Carmen
hasta la avenida Enrique Díaz de León ; también se
les dio una hacienda que estaba valuada en 45 mil pesos y el señor
Bernardo de Miranda regaló 30 mil pesos para la erección
del convento. Hay que hacer notar que los objetos para el culto y todo
el material necesario para la construcción lo donaron los tapatíos.
Las obras terminaron en 1758, todos los testimonios históricos referente
al convento e iglesia, están de acuerdo en la hermosura, magnificencia
y riqueza que llegó a poseer el Carmen de Guadalajara ; aquí
era el centro religioso preferido "de las familias más asitocráticas"
y "sobresalía por poética y elegante". |
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El templo era grande, soberbio y muy rico, el convento era chico, el
claustro bajo tenía "una danza de arcos" de cantera muy
bien trabajado, su biblioteca era de las más completas de Guadalajara
y el país. En la segunda mitad del siglo XIX, se enfrentaron al
partido conservador contra el liberal en la ciudad, los liberales le pidieron
al prior Nájera unos terrenos para construir la Penitenciaría
de Escobedo (hoy Parque de la Revolución), el carmelita cedió
"las tres cuartas partes de la huerta conventual".
En 1857 entran triunfales los conservadores a la ciudad y celebran en
el Carmen un solemne Teo-Deum, que después los reformistas no perdonarían.
Así que el 27 de octubre de 1860, los liberales sitiaron la ciudad
y durante dos días cañonearon el Carmen, Santo Domingo y
San Francisco. Ni el Carmen ni Santo Domingo lograron recuperarse, del
Carmen solo quedó parte del convento y la capilla de la iglesia
(actual templo del Carmen), de Santo Domingo no queda nada. Lo que quedó
de pie del Carmen se utilizó por muchos años como cuartel,
cuando se abrió la avenida Juárez en la gubernatura de Jesús
González Gallo, lo que había sido una suntuosa y rica iglesia
quedó convertida en un llano.
En 1912, Guadalajara fue testigo de una larga serie de sismos, que fueron
causa "de que afligidos vecinos del Carmen, pasaran largas noches
de angustia al aire libre o bajo la lluvia acampando bajo los árboles
del actual Parque de la Revolución o en simples barracas improvisadas
con petates o simples mantas. Y que fueron muchas las personas que casi
un mes estuvieron a manera de banda de gitanos, lo confirmaba la columna
de viaje en bacinillas que a buen temprano, nanas y nodrizas reintegraban
a sus domicilios". José Benitez en su "Como me lo contaron
te lo cuento", reseña los antiguos festejos del barrio, como
la verbena que a partir del siete de julio abría el novenario carmelito
: "aquellas fiestas, absolutamente profanas aunque de pretexto religioso,
tenían un marcado sabor de pasión juvenil...todas las calles
del Carmen y las adyacentes, se adornaban según las posibilidades
de sus vecinos, quienes, para presumir, hacían los imposibles, esmerándose
el colgar adornos en ventanas y balcones ; tapices y enflorados jarrones,
imágenes, festones, espejos y cortinas ; y por la noche, encendían
farolitos de papel o de vejiga de colores abigarrados...".
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Benítez nos informa de las populares golosinas callejeras que
se vendían en esas fiestas, nos dice que había cañas
de castilla, rosarios de tejocotes con sus padresnuestros y avesmarías,
gaznates, borrachitos de aguardiente, galletas de soplo, gusanos rellenos,
polvorones, empanadas, puerquitos ; los melindres, alegrías con
semillas de ajonjolí y miel de colmena, las pipitorias, trompadas
de pinguica, mueganos, etc. En lo referente a la dulcería estaban
el xilacayotl, corriositas de canela, las charamuscas, jaleas de membrillo
y durazno, alfajor de Colima, las campotas, ciruelas, cajetas envinadas
y de leche quemada decorada con almendras y pasas, jamoncillos rellenos
de cascarita de naranja y limón, las bolitas, jericallas, etc. |
También estaban los clásicos antojitos mexicanos como
el pollo a la Valentina, los cohetes mechados, las manitas en frío,
los chiles en nogada, calabacitas con rajas, el manchamanteles, el espinazo
con verdolagas y por supuesto que "sin faltar cierto bebedizo que
los gastrónomos saboreaban con deleite, llamado resorte y que en
aquel ambiente embriagador, los alegraba...". Víctor Hugo Lomelí
dice que : "El barrio del Pilar, vecino del Carmen, no solo adelanto
a éste en el tiempo, sino también en importancia urbana,
demográfica y jerarquía eclesiástica y aún
social por lo menos hasta el último tercio del siglo XIX en que
parece que le barrio del Carmen lo supero, por lo menos socialmente".
En 1688, los jesuitas fundaron el colegio de San Juan bautista, donde actualmente
esta el cine Variedades, y sirvió en 1910 de Escuela Libre de Ingenieros
y de Derecho. En las primeras décadas del siglo XVIII se estaba
formando el barrio del Pilar, nombre que adquirió al construirse
la capilla del Pilar, cuya primera piedra se colocó en 12 de octubre
de 1718 y se abrió el culto en 1720.
El cuatro de octubre de 1777 en los anexos del templo se estableció
la Casa de Recogidas, también en este local funcionó un colegio
de niñas llamado Congregación de Maestras de la Caridad y
Enseñanza (en 1784, Alcalde las trasladó cerca del Santuario),
que después tomo el nombre de Beaterio Nuevo. En 1810, una parte
de la antigua Casa de Recogidas se destinó a cárcel de mujeres,
hasta que se construyó la Penitenciaría de Escobedo ; comenzando
el siglo XX. Este local sirvió de convento de las monjas Reparadoras,
después fue colegio marista y hoy es un estacionamiento.
El Pilar fue barrio, principalmente de españoles y su fiesta
religiosa era del 12 de octubre, con música, fuegos artificiales
y las señoras acostumbraban vestirse con trajes típicos de
España. El templo se reconstruyó y amplió dedicado
nuevamente el seis de octubre de 1882. En la calle de Parroquia (hoy González
Martínez) casi pegado a la iglesia, nació el gran poeta tapatío
Enrique González Martínez. Este barrio se caracterizó
por su tranquilidad y su vida familiar, durante el último tercio
del siglo XIX se fue extendiendo llegando al poniente a la avenida Enrique
Díaz de León ; el 15 de agosto de 1895, se colocó
la primera piedra del templo Expiatorio. Hoy, el templo del Carmen es uno
de los más codiciados por los tapatíos, para contraer nupcias,
bautismos , confirmaciones y comuniones ; el vecino exConvento del Carmen
(en remodelación 1993) sigue con sus eventos culturales y venta
de libros.
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