|
|
La
Basura
La ciudad se fundo en 1542, al poco tiempo ya contaba con algunas calles,
pocas manzanas, su centro, la casa de Gobierno, una plaza y, una iglesia
principal: al crecimiento de Guadalajara aparecieron los solares o terrenos
cada vez más lejos del centro: terrenos que llegaban hasta los ejidos
que después desaparecieron. Tenía cuatro sectores: Centro,
Mexicaltzíngo, Analco y Mezquitán, habitados por peninsulares,
indios mexicas, aborígenes y religiosos españoles. En Guadalajara
existían un sinnúmero de manantiales y varios pozos, pues
era muy difícil meter el arroyo a la entidad. Lepoldo l. Orendáin
en su "Cosas de viejos papeles", nos dice: " La gente admirada,
mandaba traer agua en burros desde distancias muy retiradas, serían
unas dos o tres leguas,.. ya que el río de San Juan de Dios sólo
servía para lavar ropa, arrastrar las basuras e inmundicias que
a él arrojaban".
A principios del siglo XVIII, la limpieza era prácticamente ignorada
por la gente a pesar de que se contaba con agua suficiente; por las muchas
enfermedades, muertes y epidemias causadas por las condiciones antihigiénicas
en que se vivía ocasionó los primeros brotes de sanidad en
los barrios tapatíos. En ese tiempo, las calles estaban desempedradas,
las aceras mal señaladas y muchos desechos amontonados, que le daban
una imagen horrible a la ciudad; ahora, si le sumamos que en los muchos
rincones y salientes, la plebe y los malvivientes hacían sus necesidades
corporales en esos sitios.. ¡imagínense! Ante estos problemas
citadinos, los capellanes se quejaron con las autoridades y propusieron
que "para atajar tales desmanes y faltas de respeto a la moral, bastaría
pintar con almagre la santa cruz sobre los muros". Este símbolo
lo copiaron los propietarios de otras fincas, pero "al amparo de la
obscuridad, o abusando de la quietud citadina, pronto el emblema de la
Cristiandad recibió miles de salpicaduras irreverentes".
El 21 de junio de 1735 el Ayuntamiento dio la orden de que "se
borren y tilden todas las cruces que se hallen en las paredes..."
A principios del siglo XVII, se hizo una ordenanza sobre el aseo público,
aquí se avisaba a toda la gente de Guadalajara que limpiara sus
propiedades y que llevaran la basura a los muladares, donde serían
recogidos por unas carretas. Este mandato prohibía, "echar
a las calles cosas sucias, ni agua sucia, ni cosa que huela mal, ni cosa
mortecina, so pena de tres pesos de oro; con apercibimiento de que si algo
de lo susodicho se hallare, o no se pueda averiguar quién lo hizo,
ni de dónde se echó, se penarán cuatro casas, las
más cercanas a donde se hallara la basura, suciedad o muladar".
En 1747, el cuerpo de jueces de policía formado por dos capitulares
y el alcalde ordinario en turno, dictaron las medidas que consideraron
necesarias a lo referente a la basura; mandan que los vecinos arreglen
las calles y las limpien. En 1764 se propone al Cabildo la adquisición
del primer carretón de la basura: "... es necesario poner un
carretón, el que diariamente ande por todas Ias calles, a limpiar
los basureros...". A finales del siglo XVIII, en 1795, Jacobo Ugarte
y Loyola hace una ordenanza que consta de 23 apartados referentes a la
Limpia de las Calles, se impone el uso de carros destinados para dichos
menesteres, deberán sonar una campana en las esquinas para que los
vecinos saquen su basura, etc. |
|
Poco antes de iniciarse la Independencia, el comandante general de la
Nueva Galicia, el brigadier Roque Abarca, publicó el nuevo Reglamento
Municipal de Guadalajara, en donde observaba que a pesar del excesivo gasto
de dos mil pesos que anualmente sufre el caudal de propios, para que se
mantenga limpia esta hermosa ciudad, y para que no desmerezcan sus empedrados.
Pero esta disposición no daba el resultado que se quería,
mandó regar las calles diariamente antes de las 9 de la mañana,
así como no tirar basura en las calles, sino en el carretón.
Estos carretones adquirieron mucha demanda, pues en 1835 se incremento
el número de vehículos y se estableció un reglamento
para su mejor uso; llegó la Guerra de Reforma y sitiaron a Guadalajara,
cosa que fue imposible controlar el aseo de las calles, pues se rompían
las reglas establecidas sobre el aseo. Se necesitaron mas de 60 años
para que se normalizara la situación. En 1891 aparece el Departamento
de Aseo Público, en el informe Municipal de 1894 se dijo como entre
otras cosa, que: "... el logro de la limpieza pública por las
eficientes funciones realizadas por la comisión de Aseo". Esta
comisión disponía de 39 carretones en buen estado, de los
que 37 se utilizaban para limpieza de la ciudad, cuatro para conducir cotidianamente
los desperdicios del rastro y dos ayudaban en obras de abastecimiento de
agua, contaban con 52 mulas.
Dicho informe decía: "El aseo se práctica en las
calles, plazas y paseos públicos, todos los días, en las
primeras horas de la mañana, y son depositadas las basuras en tres
distintos lugares, situados fuera de la población. Uno por la salida
a San Andrés, otro en los terrenos del rancho El Tepopote y el último
por el pueblo de Mezquitán". Para 1900, la ciudad ya contaba
con drenaje, lo cual disminuyó muchos problemas a la administración
del Aseo Público; se hacían remates de las basuras (esto
se efectuaba desde el siglo XIX) al mejor postor, quedando así un
ingreso en lo correspondiente al ramo de aseo. Al paso del tiempo, se fueron
adquiriendo más carros de cuatro ruedas, pero para la primera década
del siglo XX, la basura ganaba la contienda, pues las banquetas polvorientas
y mal empedradas, seguían con la presencia de montones de basura.
Actualmente la zona metropolitana genera 4,800 toneladas al día
de basura. Este gran problema es el dolor de cabeza de las administraciones
en turno; cada municipio tiene su tiradero de basura y cada uno con miles
de problemas.
Están el tiradero de Matatlán que se conoce así
por encontrarse en el camino a Matatlán, el de San Martín
de las Flores, de Copala, los tiraderos de las Juntas, uno y dos, que ya
están clausurados, como entre otros
|
|
|
|
|
|