En los portales y sus alrededores se encontraba todo tipo de comercio,
los establecidos elegantemente, los de más prestigio, el ambulante
e inclusive el delictuoso.
Como los puestos callejeros obstruían el tránsito peatonal,
afectaba a la economía de los comerciantes establecidos y daban
un mal aspecto a esta zona, se decidió construir las famosas "alacenas"
para albergar a todos estos comerciantes en pequeño (dulceros, panaderos,
fruteros, etc.). Estas "alacenas" eran pequeños exhibidores
de madera, fabricadas todas en un mismo estilo, que les sirvieron a los
pequeños mercaderes de resguardar sus diversos productos de las
inclemencias del tiempo, de un sitio abrigado, proteger su producto y lo
principal, le dieron un aspecto más limpio a la zona. En estas "alacenas"
se podía conseguir productos a un costo más bajo que en los
grandes almacenes.
En el portal frontal al Palacio Municipal llamado de Las Flores o Aldama,
se vendían en las "alacenas" todo tipo de dulces regionales
y de los que hacían las monjas; muchos de estos dulces ya no se
fabrican, aquí se adquiría el ate que se vendía en
grandes cantidades en los días de Todos los Santos, Navidad y Año
Nuevo. Las "alacenas" más solicitadas eran en donde se
preparaban
refrescos de frutas con la tradicional chía. También preferido,
era el puesto de nieves del italiano Francisco Rizo. Estas "alacenas"
desaparecieron en la primera mitad del siglo XX y el paso de los portales
quedó libre para el peatón.
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