No cabe duda que al introducirse en el mundo del arte, el uso del órgano
por los constructores alemanes, la música religiosa "recibió
una bella dignificación en el servicio litúrgico"; en
el siglo XIV los alemanes estaban considerados como los más hábiles
fabricantes de órganos en Europa. Nos cuenta José T. Laris
en su "De las cosas neogallegas", que: Los primeros órganos
que vinieron a la capital de la Nueva Galicia, de acuerdo con las primeras
actas capitulares, fue por el año de 1556 y costaron 200 pesos con
todo y su conducción. Fueron comprados en México y Guadalajara,
los recibió el Sochantre Francisco Ruiz que desde el año
de 1552, dirigía el coro de la catedral. "Ruiz no sabía
tocar, de suerte que durante dos lustros fueron sólo una figura
ornamental de la Iglesia Mayor. Empero, el año de 1569 vino a la
ciudad neogallega Pedro Merlo como primer organista con un sueldo de cuarenta
pesos anuales; y antes de esta fecha se hacían los oficios con "solo
canto toledano sin acompañamiento de instrumento alguno". |
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Estos primeros órganos dieron un eficiente servicio por muchos
años, hay que hacer notar que ya para el siglo XVII todas las iglesias
de Guadalajara tenían su órgano, pero lo que sí revolucionó
y perfeccionó a estos órganos tapatíos, fue el que
llegó a la catedral que fue "el mejor órgano que hubo
en la Nueva España bajo la dirección técnica de D.
José Nazari". Matías de la Mota, en su "Historia
de la Conquista de la Nueva España", nos informa que: "Todas
las iglesias tuvieron órganos muy competentes, pero D. José
Nazari excedió a los antiguos en la destreza, siendo la Iglesia
Catedral de Guadalajara la primera en que dio a conocer su arte, construyendo
el más armonioso órgano en que echó el resto, agradeciendo
la generosidad con que se le dejó a su arbitrio, el precio de un
órgano nunca visto; y aunque después, otras catedrales han
conseguido su imitación en tamaños, no han podido lograr
la suavidad de voces, que proviene de la pureza de los aires que corren
en Guadalajara, causa porque aún los pájaros son más
sonoros, y también proviene del estaño que produce más
sólido la Galicia, en la jurisdicción de Teocualtichi, según
he oído a otro organista, que después de Nazari, se halla
en Guadalajara componiendo y afinando los órganos de dicha iglesia
catedral".
El órgano construido por Nazari estuvo en uso hasta 1889, año
en que el V. Cabildo comisionó al organista D. Francisco Godínez
para que fuera a París a mandar construir en la casa de los señores
Merklin y Compañía dos órganos, un grande para las
clásicas Festividades y un chico para el servicio coral, con un
costo los dos de $60,000.00. Cuando se terminó con la construcción
de estos órganos (1889), los examinaron y chocaron una comisión
de técnicos integrada por los celebres organistas Alejandro Gulimant,
Teodoro Dubois y Eugerd'o Gigout. Fray Luis del Refugio de Palacio en su
obra 'La Catedral de Guadalqjara', nos comenta que entre el facistol y
el altar mayor "hay un órgano francés eléctrico
de doble teclado y pedales con doce registros.
Este es el que sirve para acompañar a alternar con el canto coral.
Otro de tres teclados y pedalería, con cuarenta y cinco registros
completos y muchas muelles de combinación, de sistema tubular pneumático,
que sirve en las solemnidades y días clásicos, es también
francés y de los mejores que acá tenemos. Preciosos son los
registros rotulados con los nombres de quintadena, voz celeste, gamba salicional,
clarinete, voz humana, flauta; clarines y trompetas con sus correspondientes
centros de la bombarda ensordecedora, y la alegre corneta de múltiples
caños y delicada liga. Está situado sobre la puerta mayor
en una descomunal tribuna". Eduardo A. Gibbon en su "Guadalajara,
la Florencia Mexicana", nos narra que: "Descansa el artístico
e imponente instrumento sobre sólida fábrica, que revestida
de blanca escayola con un decorado de oro fino, sencillo y elegante, destaca
el armazón de bellos tallados en madera de encino que, entre arcos
caprichosos y columnas fantásticas divisorias, encierran los deslumbrantes
tubos musicales del órgano sagrado". Continúa José
T. Laris refiriéndose a este instrumento "... es muy bueno
y artístico en su aspecto y construcción... siendo la Catedral
de la ciudad tapatía desde entonces la única que de todas
las iglesias de la República tenía un órgano electro-neumático,
con tres baterías de pilas que producen la corriente por medio de
sosa cáustica que ataca los polos con zinc y cobre.
Este instrumento fue sustituido hace poco tiempo por otro movido también
por electricidad, marca "Wurlitzer", comprado en México,
D.F. al constructor D. Alfredo Melzen; órgano de muchas cualidades
técnicas, dotado de maravillosas combinaciones en su sonido con
acompañamiento de pequeñas campanas cuando lo requiere la
festividad. Actualmente hace el servicio coral en la Basílica Metropolitana
y fue instalado en el lugar que tenía el órgano chico comprado
en París, bajo la dirección del competente técnico
en órganos, señor Wollboulg". Este enorme órgano
con el que cuenta la Catedral de Guadalajara, se compró en París
el 5 de octubre de 1889 y se instaló en la tribuna el 18 de enero
de 1893; ese 18 de enero se estrenó con el motivo del cumpleaños
del arzobispo Pedro Loza y Pardavé, la bendición estuvo a
cargo del Dean Francisco Arias y Cárdenas y el prelado cantó
en el Te Deum.
El que estrenó este órgano fue Francisco Godínez
y la audición estuvo preparada por los señores Chantre Florencio
Parga y Magistral y Antonio Gordillo. Al principio el órgano era
mecánico, pero en 1922 se le cambió el sistema a neumático,
tarea que efectuó la casa Walcker de Alemania; al tiempo, la casa
Tamirni de Italia, le cambió nuevamente el sistema convirtiéndolo
en eléctrico, y ya con este nuevo sistema se inauguró el
3 de septiembre de 1962. También en ese año de 1962, le cambiaron
el mueble siendo ahora de caoba, encino, maderas de Durango, Estados Unidos,
etc. José María Muriá, en su "Breve historia
de Jalisco", nos relata sobre algunos pianistas y organistas de renombre:
"Fueron Agustina del Castillo -que enseñó en el Hospicio
Cabañas-, Benigno Alatorre y los hermanos José y Francisco
Godínez, estos últimos dedicados también a la fabricación
de órganos...".