Dejemos que Ixca Farías (fundador del Museo Regional) nos narre
algo sobre este lugar: "Estaba situado en donde hoy es el Club Atlas.
Había ahí un gran jacalón en forma de medio circulo,
con tejas de barro y dos gradas para guarecerse de la lluvia y refugiarse
de los rayos candentes del sol de verano, mas el paseo se hacía
por una calle aplanada rodeada de árboles no muy frondosos, con
algunos bancos de mampostería pintados de almagre. Era muy pintoresco
ver cómo salían en carreta, las familias que veraneaban en
la Villa de San Pedro.
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Desde las tres de la tarde, se apostaba frente a la puerta de las casas
la carreta contratada en cuatro o cinco reales, por toda la tarde del domingo,
para llevar a la familia. Las criadas y los muchachos, ponían colchones
para los golpes y sarapes en previsión de lluvia. De vez en cuando
se veía alguna silla chaparrita de las llamadas "Locas"
para las señoras mayores de arterias duras.
Los muchachos se peleaban por ir en la parte delantera de la carreta,
en donde con frecuencia los bueyes ensuciaban de buñiga la punta
de los zapatos. Todo estaba en la diversión, y no creas, hermano,
que se trataba de unas cuantas carretas, pues eran cerca de cien o doscientas,
era muy pintoresco ver la calle real con una verdadera procesión
de estas carretas, en que las muchachas cantaban alegres tonadillas; se
bromeaban de una a otra y los chicos gritaban arreando a los bueyes. Al
llegar al Paradero se colocaban a los lados del camino. Esta costumbre
era para las familias veraneantes de San Pedro, pues las de Guadalajara
llegaban en coches o en vagones tirados por mulitas con sus collares de
cascabeles y guiados por su correspondiente cochero, que traía colgada
al cuello una cornetita de latón en forma de alfange, para anunciar
su paso por las esquinas.
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