Parque Morelos

En el lugar donde está asentado este parque, anteriormente se encontraba el "Paseo de la Alameda", se trataba de un islote muy arbolado, formado por la bifurcación del Río San Juan de Dios.
Ixca Farías nos dice en su "Casos y Cosas de mi Tiempo", que fue bautizado con el nombre de "Le bois D'Boulogne" (el Bosque de Bolonia), en la última década del siglo pasado. Nos dice Ixca: "Este bosque de Bolonia era un gran corral con frondosos fresnos y acotado con altas tapias de adobe sin blanqueo, había algunos arriates con flores y rosales trepadores que daban sombra a pequeños kioscos.
En el fondo había una escalinata que conducía a la sala de refrescos. A un lado tenía un salón de boliche, billares, puestos de nieve y horchatas; en el centro una plazoleta de tierra aplanada en donde se colocaban sillas para alquilar a diez centavos además de la admisión al Tívoli, que si mal no recuerdo era de un tostón.

Alrededor de esta plazoleta daban vuelta, como machos de noria, las pollitas para un lado y los cupidos y adonis para otro, lanzándose flechadas venenosas en cada encuentro.
En los cenadores se encontraban grupos de damas de la elite tapatía, naturalmente a murmurar y cambiar impresiones. Algunos de estos grupos eran de la rancia aristocrática, que tenían más de rancia que de aristocrática. Los domingos en la tarde, y algunos días en la semana, tocaba una orquesta barata para atractivo de la concurrencia, porque fue este sitio de moda, no tanto por su belleza, más bien por snobismo, pues si en el bosque de Bolonia de París, según dicen las novelas, está saturado el ambiente de perfume de acacias y lilas, en el de aquí domina el olor del río que era también albañal, y comprenderás, hermano, que no era perfume de ámbar".

A esta alameda la unían dos puentes, el "Molino del Chocolate de la Beatas" (hoy calle Federación) y el "Puente de los Borrachos" al final del paseo, en dirección del barrio del Retiro. Muy efímera fue la vida de este paseo, al tiempo se convirtió en un triste desierto, destruido y desolado; no se cuidaron más los jardines, se le llenó de los escombros de la ciudad y se convirtió en nido de vagos, criminales y contrabandistas.
Ya en este siglo XX y después de embovedado el río de San Juan de Dios, el Ayuntamiento de Guadalajara decidió arreglar aquel paseo en el olvido, que seguía prácticamente a las orillas de la ciudad y se le encomendó un proyecto al arquitecto Rafael Urzua para construir un parque para los tapatíos.

Así que este parque poblado de árboles centenarios, con sus fuentes, juegos infantiles y sus muchos monumentos, se convirtió en uno de los más populares y también hay que hacer notar que el nombre de este parque nos recuerda la venta de juguetes para el día de muertos, las nieves raspadas, el noviazgo y el paseo dominical. Frente a la Calzada Independencia, sobre un pedestal hemicíclico de mármol y cantera, se levanta una de las mejores esculturas ecuestres con que cuenta la ciudad, se trata del Morelos realizado por Miguel Miramontes en 1967; la escultura es de tamaño natural vaciada en bronce y también del mismo material en escultura aparte, ostenta un águila coronada de la gesta independentista, en una estela piramidal de cantera.
Tiene unos textos grabados en bronce con letras superpuestas, que nos dice el primero en latín: Victotrix Oculiset Unguibu Aeque y se traduce en otra placa: "Como las águilas con los ojos y las garras venceremos"; más adelante bajo el título "Sentimientos de la Nación", se lee el punto 12 del altruista sentido de justicia social: "Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancias y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, de tal suerte que aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto". Por último otra placa que consta que el monumento ha sido un "Homenaje del pueblo de Guadalajara al Generalísimo José María Morelos y Pavón", realizado por el H. Ayuntamiento en septiembre de 1965.

A un lado de la gran escultura de Morelos, inicia la Calzada de los Insurgentes que contienen 14 estelas de cantera, en forma de triángulos isóseles, con ménsulas del mismo material que sostienen los bustos de Juan Alvarez, Javier Mina, Valerio Trujano, Nicolás Bravo, Mariano Abasolo, Ignacio López Rayón, José de los Reyes Martínez (el Pípila), Ignacio Allende, Guadalupe Victoria, Narciso Mendoza (el Niño Artillero), Hermenegildo Galeana, Vicente Guerrero, Ignacio Aldama y Mariano Jiménez; firma los bronces el escultor S. Andrade, en octubre de 1966, en la plataforma central que da término a esta calzada, se eleva un kiosco. Así que no pierda la oportunidad de conocer este hermoso parque, que aparte de su historia, en sus alrededores está la escuela Basilio Vadillo, la Cruz Roja, un edificio que en la actualidad es una secundaria y que alguna vez albergó al Departamento de Tránsito.



 


 
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