Allá por la época de la Independencia se comenzó
a formar el barrio de la Capilla de Jesús, ocupando poco a poco
las extensas huertas y baldíos que ahí se encontraban; entre
las calles del Moro, Reforma y Garibaldi, se construyó una humilde
vivienda con una pequeña capilla, que originalmente sirvió
de colegio para algunas indias jóvenes del pueblo de Cuescomatitlán,
y después albergó a "mujeres arrepentidas de su mala
vida".
Esta construcción fue conocida el siglo pasado como "La Capilla
Vieja", ya finalizando el siglo XIX se reconstruyó y amplió
para convertirse en el templo de Nuestra Señora del Refugio de Pecadores
(al centro de Av. Federalismo); a la "Capilla Vieja" los historiadores
tapatíos consideran el núcleo original del barrio de la Capilla
de Jesús.
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En los años veinte del siglo pasado, según Luis Enrique
Orozco (canónigo e historiador), se encontró en un retrato
del obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo que está en
la parroquia de Jesús, el dato de que ese prelado "concedió
licencia para que se les dijese misa a las personas que fueran de las murallas
y comenzaron a formar este curato de Jesús, y para cuyo efecto se
construyó una capilla que fue dedicada al Divino Salvador, de donde
le vino el nombre ahora tradicional de la Capilla de Jesús".
El mismo señor Orozco afirma que durante el obispado de Cabañas,
la primitiva capilla pasó a la jerarquía de vicaría
o "ayuda" del Santuario de Guadalupe y a partir del 11 de febrero
de 1815 se elevó a quinta parroquia de Guadalajara, designado como
primer párroco Antonio Gómez. Esta parroquia primitiva era
muy reducida y pobre. Consistía en una "sala con techos de
viga", su puerta principal daba al norte (al lado opuesto de la actual).
En el año de 1844 se demolió la primitiva construcción
y se comenzó a levantar una nueva, que llevó12 años
de trabajos, y el día 16 de abril de 1856 fue consagrada.
Sobre esto, Orozco nos dice que: "mucho ayudó a esta segunda
construcción de la Iglesia Parroquial de Jesús D. Antonio
Camacho, vecino del mismo barrio y Juez de Paz, quien personalmente pedía
limosna de puerta en puerta para la obra...
" Este Antonio Camacho estaba con María de los Angeles Paz
y durante la edificación del nuevo templo Antonio enviudó
y se ordenó sacerdote en el mismo día en que la parroquia
fue dedicada. El cuatro de septiembre de 1873, a las nueve y media de la
noche, le cayó un rayo a la parroquia de Jesús, destruyendo
parte de su cúpula y del altar, el 11 de febrero de 1875 un fuerte
terremoto cuarteó la torre y los muros de esta iglesia.
El tiempo hizo de las suyas y quedó en completo abandono la obra
conocida como la Capilla Vieja" (actual templo del Refugio), el canónigo
Luis Enrique Orozco nos informa que: "era una casa completamente abandonada,
casi destruida, la que tenía un templo en construcción y
cuyos muros no alcanzaban arriba de tres metros de altura, estando el recinto
todo invadido por los escombros y las ortigas que hacían al sitio
horroroso de aspecto y a propósito para la perpretación de
crímenes excecrables".
El mismo historiador nos dice que el fraile franciscano del convento de
Zapopan, Pascual del Niño Jesús Avelar, confesor de las hermanas
Librada, María y Matiana Orozco, las cuales estaban muy interesadas
en el establecimiento de una congregaciòn de Terciarias Franciscanas,
gestionó y obtuvo autorización del arzobispo Loza y Pardavé
para su establecimiento y el prelado donó para tal efecto la Capilla
Vieja, la cual se restauró y amplió, quedando abierta al
público el cuatro de agosto de 1889; y en 1895 el mismo arzobispo
bendijo el nuevo convento del Refugio, que se encargó de cuidar
"jóvenes arrepentidas" y al mismo tiempo se abrieron "asilo
para parvulitos y huérfanos, pensionado para niñas y hospicio
de ancianos e inválidos".
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Esta importante fundación de beneficio social que fue el Refugio,
se concluyó y dedicó el cuatro de julio de 1900 por Jacinto
López y Romo; el convento duró muy poco ya que en 1933, el
templo y claustro fueron incautados, permaneciendo sin culto hasta principios
de la década de los cincuenta.
Al abrirse la Av. Federalismo, la nave del templo sobrevivió de
milagro, ahora rodeado de tráfico, ruido y smog; así que
mi querido lector cuando pase por esos rumbos, brinde mentalmente por esa
gran congregación monáctica que existió hace tiempo
y que la "modernidad" sólo nos ha dejado un pequeño
templo, para recordar. |