El Templo de San Juan de Dios

En el año de 1606 llegan los juaninos Fray Bruno de Avila, Fray Andrés de Arcaraz y Fray Francisco Ferrer a Guadalajara para hacer la fundación de su orden. Se les ofrece el sitio donde se había hecho una ermita con varias salas que servían como hospital que se llamó de la Preciosa Sangre y de la Santa Vera Cruz, siendo este el primer hospital de la ciudad, también se les dan 500 pesos que en esa época era mucho dinero, para que pudieran hacer la fundación. Así que a mediados de este año (julio) los juaninos toman posesión del templo y sus construcciones adyacentes, quedando así la muy ansiada ilusión de los frayles. A principios del siglo XVIII se construye el convento-hospital que le sirvió de mucho a la ciudad. La construcción del actual templo comenzó en 1726 y puso la primera piedra el Marquez de Uluapan y Vizconde de Estrada Diego de Estrada Carvajal, quien por esas fechas era el Deán de la Catedral. esto sucedió el 3 de mayo. En esta primera piedra, se coloco una joya que traía Diego de Estrada en su anillo porque según decía era para repeler el mal de ojo.

Uno de los grandes benefactores para la erección de la iglesia fue el padre Sebastián de Feijó y Centellas que era el chantre y dio una fuerte suma para la construcción del templo así como para su torre súbita. El templo tenía once retablos dorados, imagínese, uno de ellos costo tres mil pesos tan solo la talla y dos mil costó el dorado, sin incluir el costo del oro que debió haber sido muy elevado.
Los juaninos permanecieron hasta el año de 1820 en que se suprimió la orden de disposición del Rey de España; durante la Guerra de Reforma el convento fue convertido en cuartel y un tiempo después se abrió una calle y el convento se partió, solamente queda en la actualidad una parte de la arquería del antiguo claustro.
A principios de este siglo la orden de los juaninos regresó a Guadalajara, gracias al entusiasmo de una noble dama tapatía que era muy rica, los hizo y les construyó una capilla. En la actualidad el templo no conserva nada de lo original, nos ofrece una sobria fachada muy equilibrada, compuesta por un arco de acceso a las columna que lo flaquean, tiene tres nichos que contienen las esculturas de cantera de Nuestra Señora de los Dolores, San Antonio y San José.
La ventana del coro está con una ornamentación al igual que el de la fachada de un barroco sobrio, la planta del templo es del tipo cruz latina, la cúpula no tiene tambor y los altares de los cruceros conservan las esculturas del Sagrado Corazón, Sta. Cecilia, Sta. Martha, San Nicolás de Bari, San Francisco de Padua, Sta. Teresa, San Antonio, San Juan María Vianney y Sta Eduwiges. Ahora esta iglesia tiene por vecinos a la popular Plaza de los Mariachis y a la Av. Javier Mina junto con su ruidoso Mercado Libertad.



 


 
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