Al poco tiempo de ser estrenado el siglo XX, un grupo de empresarios
construyó la compañia de Tranvías, Luz y Fuerza, para
introducir a la ciudad los vehículos eléctricos. A principios
de 1905, se edificó un inmueble en el terreno de San Fernando (hoy
el Occidental y el ex-cine Metropólitan) para albergar las oficinas
y almacenes de este servicio; el edificio era de dos pisos y cubierto de
cantera blanca y roja. La planta baja estaba destinada para almacén
de carros y góndolas, talleres de montado y reparaciones, así
como despachos para el personal de servicios. En la planta alta, oficinas
del director general, secretaría, contaduría y caja, despachadores
y jefes de personal.
En ese mismo año, se hicieron los trabajos correspondientes de
canalización del Río Santiago, abajo del salto de Juanacatlán,
para instalar la maquinaria que le iba a dar la fuerza eléctrica
a la planta de los tranvías, esto se llevó al cabo conforme
al proyecto de planos del Ing. Alberto Robles Gil. El 15 de agosto de 1906,
el edificio quedó ocupado por las oficinas y talleres.
El presidente del consejo directivo fue el señor A. Bermejillo
y como secretario Luis F. Vera; el jefe del departamento de construcción
quedó a cargo del Ing. Carlos A. Malau; como jefe del departamento
de tranvías a Ramón González y jefe de motoristas,
Pablo Ruiz. Anticipadamente se estuvieron trayendo de una fábrica
de San Luis Missouri, las partes y el material necesario para la instalación
de rieles, postes, cables aéreos y casetas. Las vías se fueron
tendiendo por varias calles así como los postes que sostenían
los cables.
Cuando se solicitó personal para trabajar como motoristas en estos
carros de transporte, se presentaron cerca de un centenar de aspirantes.
El 10 de septiembre de 1907, el jefe del departamento de construcciones
entregó al departamento de tranvías diez carros armados,
equipados y listos para iniciar el servicio. Se anunció que después
de la inauguración de este nuevo medio de transporte, quedaría
en servicio el circuito "Agua Azul" y la línea "San
Pedro Tlaquepaque", mientras se cubrían paulatinamente los
nueve circuitos urbanos y las tres líneas foráneas que se
habían proyectado y planeado.
Desde el 12 de septiembre de 1907, circularon entre los funcionarios,
miembros de la banca, el comercio, la industria y varias familias distinguidas,
las siguientes invitaciones: "Con motivo de la inauguración
de los tranvías eléctricos de esta compañía,
cuyo acto se verificará el 14 del corriente, bajo la presidencia
que bondadosamente se ha servido aceptar el Gobernador del Estado, Coronel
Miguel Ahumada, tenemos la honra de invitar a usted, para asistir a este
acto, en el paradero de San Pedro. -Guadalajara, septiembre de 1907-. Luis
F. Vera, Secretario del Consejo Directivo". "Nota: El tren inaugural,
saldrá de la avenida Corona (antes calle del Palacio) a las 10:30
A.M. La tarjeta adjunta indica el número del carro, y, como medida
de orden se suplica atentamente la presentación al Conductor".
Así que ese sábado 14 de septiembre desde las ocho de la
mañana, se comenzó a reunir gran cantidad de gente en el
lugar y cerca de las diez, comenzaron a llegar los invitados, la mayor
parte vestidos de negro, levita cruzada, sombrero alto o bombín
y bastón con empuñadura de plata. Algunas mujeres con sus
anchos acinturados y sombreros de ala ancha con grandes plumas.
El señor Rubén Villaseñor Bordes nos narra esta
inauguración: "En 1907 el 14 de septiembre, comenzaron a circular
los tranvías Eléctricos, primero en sólo dos corridas,
el de San Pedro y el de Agua Azul. Fue un día lluvioso, empero la
multitud se apiñó en el cruce de las Avenidas Corona y Juárez;
donde a las diez de la mañana llegó el tranvía número
siete, guiado por el motorista Rafael Villavicencio, quien como sus compañeros
de empleo, vestía en la ocasión uniforme de loneta obscura
y cachucha alta del mismo género, de corte muy correcto".
"El vehículo estaba adornado con cortinas de raso con los
colores patrios, y con flecos de oro; tanto en la parte posterior como
en la anterior". "A los costados llevaba arriba una tira de tela
igual, recortada en ondas dejando descubiertas las ventanillas; bajo las
cuales, así mismo, describía arcos invertidos, un cesto formado
con hilos áureos y de plata. En lo alto del carro, a poca distancia
unas de otras, agitaba el viento banderas nacionales, dispuestas formando
abanicos.
Subió a este tranvía el gobernador Coronel Miguel Ahumada,
seguido de funcionarios importantes y directivos de la compañía
de los transportes electrificados. Siguieron otros nueve, adornados con
guirnaldas de flores de papel, con festones y banderas agrupadas, llevando
aquellas y éstas los colores nacionales. Carros que se llenaron
con las personas invitadas a la inauguración. Partió el tranvía
con el gobernador y le siguieron el trayecto con tres minutos de diferencia
los demás. Todos a la máxima velocidad que fue posible, llegaron
al Agua Azul, de donde corrieron por la Calzada Independencia vieja, la
calle ancha de San Andrés y el camino hasta San Pedro, llegaron
ahí sólo quince minutos.
Veraneaban en la población alfarera muchos adinerados tapatíos
y los invitaron al banquete, que D. Pepe Rolleri, dueño de la Fama
Italiana, hizo servir en las instalaciones del Paradero, hoy Club Atlas,
quienes como espectadores asistieron en multitud, a presenciar la partida,
el trayecto y arribo de los tranvías eléctricos. Todos aplaudían
entusiasmados, mientras el gobernador y su séquito escucharon en
San Pedro, a Don Juan de Dios Rocha, este les dirigió una encendida
y progresista arenga".
Nuestra ciudad tuvo un excelente servicio de tranvías eléctricos
y su apogeo fue en la segunda y tercera década de este nuestro siglo;
al poco tiempo la compañía comenzó a importar carros
construidos en Toronto, Canadá. La primera remesa fue de 32 vehículos
de primera calidad para el servicio de primera clase, puesto que el público
estaba dividido en clases, conforme al precio de pasajes que podía
pagar. Como dato curioso déjeme contarle que Guadalajara tuvo por
muy poco tiempo, dos tranvías de ¡dos pisos! y era el asombro
de aquellos tapatíos.
Los primeros tranvías eran de "Tipo 30", tres años
después (1910) se estrenaron 10 más, llamados Serie 60"
y procedían de los Estados Unidos. En 1912 llegaron otros diez de
la "Serie 80" que eran más modernos, y en 1916 corrieron
por los rieles tapatíos por vez primera, las góndolas de
verano que eran unos remolques muy fastuosos, los cuales transitaban por
las líneas suburbanas de Tlaquepaque y Zapopan, allá por
la dúltima década de los tranvías. Lo que fue como
remate a la perfeccionamiento y modernización del servicio fue la
llegada de los carros "40", de fácil manejo, gran poder
y muy sencillo de controlar.
Estos carros eran de cajas de acero y puertas automáticas, que al
paso del tiempo llegaron nuevos, más perfeccionados hechos en Estados
Unidos.
En 1924, comenzaron a recorrer las calles los camiones de servicio urbano
y los tranvías fueron decayendo rápidamente. El 29 de marzo
de 1928, veintiún años después de su inauguración,
comenzaron a levantarse las vías de algunos circuitos de tranvías
y así siguió hasta su desaparición total, el 4 de
julio de 1944.
Así que mi querido lector, sólo nos queda el recuerdo
de ese servicio de trenes Eléctricos que hubo en nuestra ciudad,
estos Vehículos que vinieron a sustituir a los tranvías de
"mulitas" y que en verdad hicieron época en Guadalajara,
nuestro hogar.